Estuvimos estos días de viaje en Portalegre. Fuimos por las buenas opiniones de otros clientes. Muy buen ambiente y decoración. Pedimos dos platos, para compartir. Tardaron mucho en tomarnos nota y ponernos la comida, casi 45 minutos. Primero nos pusieron pica paus de vitela: carne estofada acompañada de patatas fritas y una salsa muy rica. Este plato, sinceramente, fenomenal. El problema vino con el segundo plato: pulpo a lagareiro. Se trata de una receta de pulpo cocido y posteriormente cocinado a la plancha con ajo y perejil. Tan pronto lo pusieron ya nos dimos cuenta que había sido un error pedirlo: olía fatal. Somos gallegos y estamos acostumbrados a comer pulpo de muchas maneras. Jamas habíamos probado un pulpo que nos diese náuseas sólo al probarlo. Se lo reclamamos al camarero, que nos dice que nadie se había quejado. Con su respuesta se nos queda cara de idiotas, al no entender como no pueden entender y razonar una crítica así. Ademas nos dice que la cocinera lo ha probado y no encuentra nada raro en su sabor. Si alguien alguna vez ha probado el pulpo, conocerá su sabor. Y el sabor que tuvimos que soportar es sencillamente vomitivo. Sin ganas de volver a un sitio así.